Los huertanos de Murcia, eran «la monda»


acequia huerta Murcia Los huertanos de Murcia, eran la mondaNos cuenta Díaz Cassou, que en las ordenanzas de riego que regían la huerta de Murcia, se puede leer:

“las acequias y los brazales se mondarán anualmente en el mes de marzo. Primero las del norte y al siguiente por el mediodía. El primer domingo de cada mes se corta el agua en el lado en que haya que empezar la monda”.

¿En qué consistía esto de la monda?… pues no era otra cosa, que el importante trabajo de limpiar las acequias que regaban la huerta. Durante las dos semanas de marzo, establecidas por las ordenanzas, se cortaba el agua facilitando la labor de limpieza en el cauce.

Transcurrido este tiempo, unos procuradores pasaban revista para certificar que la monda había sido realizada correctamente. Estos revisores iban acompañados de una cuadrilla de mondadores a sueldo, cuya misión era mondar el trozo de acequia que no había sido limpiado correctamente. Esto implicaba una multa al huertano responsable que era inapelable y no podía eximir su pago. Consciente de ello, los huertanos se esmeraban en el trabajo, incluso solían estar presentes en el momento del examen para mondar ellos mismos si era necesario.

En el último domingo de agosto, se realizaba la remonda. De nuevo el cauce del agua se paraba para realizar la limpieza, que era más sencilla que la de marzo. Las mondas tenían como peculiaridad que no siempre el agricultor limpiaba el trozo de cauce que regaba sus tierras. Esta decisión la determinaba la Junta de Hacendados.

Sin duda era un trabajo muy fatigoso pero tremendamente necesario, que garantizaba la pureza de las aguas que corrían por acequias y brazales. Los huertanos lo sabían y por ello se lo tomaban con “filosofía”. Más bien, con una mezcla de resignación y guasa.

De aquí viene la expresión murciana: “eres (esto es) la monda”. La RAE recoge la expresión, como alguien o algo que es extraordinario en buen o mal sentido. Es el equivalente a decirle a alguien con cariño que es “de lo que no hay…”, “eres increíble…”, “eres incorregible…”. En definitiva: eres la monda.

Fuente: Aljucer Ensayo Histórico. José Mateo Carnicer.

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