Hace unos 850 años, cuando estas tierras murcianas estaban bajo el dominio musulmán, los monarcas moros y sus familias crearon y trabajaron grandes fincas denominadas “almunias”.
En estos terrenos, además de una fuerte producción agrícola e incluso botánica, se levantaron palacios y jardines que servían como residencia y recreo de mandatarios políticos, artistas, filósofos y científicos de la época.
La almunia del Castillejo de Monteagudo fue construida por Muhammad ibn Sa´d ibn Mardanis, el conocido “rey lobo” a mediados del siglo XII. Tras su destrucción por parte de los Almohades el poeta al-Qartayanni («el cartagenero») le dedicó estos versos:
“… ¡y cuantos momentos de alegría tuvimos en Larache, el elevado, que alejaron mis tristezas en risueñas veladas! /
¡Y cuantos placenteros paseos, apartados del mundano vicio, dimos en Monteagudo y en el Almarjal! /
¡Y como una buena suerte hizo correr el tiempo para nosotros en el palacio de Ibn Sa´d [Castillejo] entre regocijo y bienestar! /
Paseamos entre aureolas de lunas, cuya belleza fue perdonada por el paso del tiempo, /
y nuestros ojos contemplan un palacio donde el tiempo encerró un mensaje para los que quedaron después…”

Castillejo visto desde el cerro de Monteagudo
La foto muestra el cerro de Monteagudo, con los restos de sus fortificaciones, y a sus pies la ermita de San Cayetano y el Centro de Visitantes de Monteagudo. Para conocer más sobre todas las culturas y civilizaciones que pasaron y residieron en este monte, este centro de interpretación es visita obligada.
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