Fue con la llegada a Murcia del Obispo Peñaranda (1337-1351), cuando se acometió el primer intento importante de llevar a cabo el proyecto de construcción de la Catedral y su gran torre.
La torre de la Catedral de Murcia se empezó a levantar sobre el antiguo minarete de la Mezquita Mayor. Este minarete está documentado en diversas fuentes escritas, aunque no tenemos ninguna descripción de su aspecto exterior.
El nombramiento de Don Pablo de Santa María como obispo de la Diócesis de Cartagena (1402), tuvo unas consecuencias importantes en la construcción del templo más importante de la Región. Reestructuró la financiación del edificio, adoptando la formula de purgar ciertas penas espirituales con la remisión de cantidades económicas. En definitiva, como penitencia por las faltas y pecados, se te pasaba el cepillo para que contribuyeses en la financiación de la Catedral. A mayor pecado, más tenías que rascarte el bolsillo…
Los que más se resistieron fueron los vecinos de Orihuela, que por aquellos tiempos pertenecían a la Diócesis de Cartagena. Se quejaron al rey y hasta el Papa. Se tiene constancia que el Comendador de Ricote, tuvo que poner de su bolsillo 600 florines, que se emplearon en levantar el retablo mayor.
Fuente: La Región de Murcia y su Historia. La Catedral y la obra de Salzillo. Francisco Flores Arroyuelo.