La Perla de Murcia, la última ejecución pública en España


Es sin duda el suceso que más ha conmovido la conciencia pública murciana, dejando una profunda huella de tristeza en todos los habitantes de la ciudad . Hablamos de la ejecución pública de La Perla de Murcia.

Josefa Gómez regentaba la casa de huéspedes conocida como La Perla de Murcia, de ahí el apodo de la desdichada mujer. El local se encontraba en la calle Porche de San Antonio, detrás de la iglesia de San Bartolomé. Fue acusada y condenada a garrote vil en 1893 por la muerte de su marido y una de las sirvientas del hotel. Murieron envenenados con la estricnina que tomaba uno de los huéspedes, para calmar sus dolores de estómago.

Alrededor de este suceso, cobró importancia la trama que implicaba a Josefa y su huésped, en una truculenta historia de amoríos e infidelidades. Tras las investigaciones y el posterior juicio, La Perla fue condenada por parricidio y asesinato: pena de muerte. Su supuesto amante, fue condenado a cadena perpetua.

La sociedad murciana se movilizó. Las pruebas en el juicio no habían quedado muy claras y la pobre Josefa mantenía a dos niños de 8 y 10 años. Todas las autoridades y corporaciones pidieron al Gobierno Central el perdón para La Perla. El Ayuntamiento de Murcia se reunió en sesión extraordinaria. Se enviaron telegramas al rey Alfonso XII, al Papa y al presidente Cánovas del Castillo. La Diócesis también intercedió para salvar a Josefa, entre todos los curas destacó por su entrega el párroco de San Antolín, Pedro González Adalid.

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Pero no hubo indulto y cerca del Puente Viejo se empezó a levantar el patíbulo.

La gente en Murcia enfureció. Desde Cartagena se enviaron 40 soldados de infantería para mantener el orden y el gobierno llegó a movilizar al ejército. El 28 de octubre llegó el verdugo que fue increpado desde que puso un pie en El Carmen. Ningún mozo en la estación de trenes se ofreció a portar su maletín y no hubo cocheros dispuestos a llevarlo. Se tuvo que trasladar a pie, escoltado por guardias civiles y soldados. Poco después el mismo verdugo pidió el indulto para Josefa, acción que le costó el cargo.

El día de su ejecución, todos los comercios de Murcia cerraron. Unos 12.000 murcianos presenciaron el trance. Se acababa de celebrar la última ejecución pública en España.

 

Fuentes: Callejero Murciano. Nicolás Ortega Pagán, Nicolás y José Ortega Lorca. Murcia, secretos y leyendas, Antonio Botías.

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