La isla Perdiguera o Sardine Island, en el Mar Menor


Isla Perdiguera Mar Menor Murcia 300x168 La isla Perdiguera o Sardine Island, en el Mar MenorLa Perdiguera es una de las islas que pueblan el Mar Menor. Utilizada por las civilizaciones pasadas por su enclave geográfico, guarda un yacimiento arqueológico romano donde se han encontrado cerámicas y ánforas.

Su nombre viene de “perdigón”, bautizada así en el siglo XVIII cuando fue coto de caza del infante Felipe, hijo del rey Felipe V. La Perdiguera es la segunda isla más grande del Mar Menor (tras El Barón) con 25,7 hectáreas. En tiempos remotos fueron dos islas: la Perdiguera y la Esparteña, unidas ahora por una lengua de arena.

Su propiedad ha pasado por varias manos, entre otras: el Barón de Benifayó y el Conde de Romanones que la cedió, a principios del siglo XX, al Estado. Antes de la Guerra Civil, fue utilizada por la Armada como campo para prácticas de bombardeo aéreo. Así que, años más tarde, muchas de esos artefactos tuvieron que ser localizados y desactivados.

En la década de los 90, La Perdiguera se convirtió en un lugar de atracción turística al instalarse allí varios chiringuitos donde podían degustarse pescados, en especial la sardina a la brasa, y calderos. Por éste motivo los turistas extranjeros la llamaban Sardine Island.  Esta explotación hostelera minó los recursos naturales de La Perdiguera, aunque aún quedan zonas de difícil acceso donde se conservan palmitos, lentiscos, coscojas y chumberas originarias de la isla. En la actualidad se teme por su posible urbanización.

En el año 2007, la Demarcación de Costas derribaría los chiringuitos, cumpliendo con una de las reivindicaciones históricas en el Mar Menor para salvaguardar su flora y fauna.

 

Fotografía de @remepagan, vía Twitter

2 comentarios en «La isla Perdiguera o Sardine Island, en el Mar Menor»

  1. Yo fuí a la isla Perdiguera dos veces, en el año 1982 cuando tenía 9 años, y después años más tarde, en 1989. Tengo buenos recuerdos de esa isla, con muchas fotos, sobre todo de la primera vez que fuí, en 1982. Todavía recuerdo aquellas aguas tan cristalinas donde veíamos caballitos de mar, y recuerdo que explorando la isla por la tarde, vimos un conejo.
    Si hubieran chiringutos otra vez, que sea haciendo sostenible la limpieza en la isla, que vale la pena que esta región tenga en condiciones estos tesoros naturales. Es bueno para el turismo, pero sobre todo para la flora y fauna.
    Un saludo desde la vega alta.

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