Diego de Saavedra Fajardo, el murciano que soñó con la paz


Estamos hablando del mejor diplomático de la Historia de España, y nació en Algezares. No es una exageración, lo que pasa es que también a Don Diego, le tocó vivir una de las épocas más difíciles de nuestra historia: la caída del Imperio.

Vino al mundo un 6 de mayo de 1584, en familia de buena cuna. Escritor, Caballero de la Orden de Santiago, secretario particular del Cardenal Gaspar Borja (1606), Secretario de Estado y Guerra de Nápoles, asistió a los cónclaves que eligieron como Papas a Gregorio XV (1621) y Urbano VIII (1623), Embajador en Roma (1631) y en Alemania (1632) durante la Guerra de los 30 años que enfrentó a toda Europa. Unos luchaban con el Imperio Español católico y otros con la Francia protestante.

Diego Saavedra Fajardo 1 Diego de Saavedra Fajardo, el murciano que soñó con la paz

Fue representante español en la Dieta de Ratisbona (1636), donde se intentó acercar a católicos y protestantes sin éxito y también en las Conferencias de Münster (1643).

Trabajó como diplomático durante 35 años sin descanso, entre otras cosas porque se ganó la confianza de Felipe IV por sus buenos quehaceres.

Saavedra Fajardo tuvo una visión realista de su época. En sus obras propugnó una reorganización económica: demandó la pobreza agrícola y comercial que tenía España, criticó la desproporción entre artesanos y labradores, propuso traer mano de obra extranjera para cultivar los campos y quiso limitar el número de frailes y conventos.

Fue testigo de primera fila de la decadencia de nuestro Imperio e intentó inculcar en la mentalidad de la época el abandono de la idea imperial que España intentaba imponer en Europa.

Tuvo que lidiar con el Cardenal Richelieu (el de los mosqueteros…) cuando este le declaró la guerra a España en 1635. Intentó tratados de paz hasta que llegó la Paz de Westfalia (Tratado de Münster) en 1648, donde Saavedra defendió los intereses de España como ministro plenipotenciario, participando activamente en sus sesiones.

Aunque abandonó el congreso antes de que terminara, es innegable que le tocó luchar con uno de los periodos más amargos de la historia de España: el de la pérdida de su hegemonía en Europa, de lo que era muy consciente y de lo que fue protagonista directo.

Regresó a Madrid enfermo y se retiró al Convento de los Agustinos Recoletos, sede actual de la Biblioteca Nacional donde hoy hay una placa en su recuerdo. Tomo el cargo de Consejero de Indias y allí murió el 24 de agosto de 1648.

Sus restos fueron trasladados a Murcia y está enterrado en la Catedral. Inexplicablemente no le hemos hecho mucho caso a este murciano ilustre. Si le preguntamos a cualquier murcianico bachiller no creo que nos diga más allá que un instituto en Murcia lleva su nombre. Para muestra un botón: en Algezares hay un busto de Saavedra Fajardo al cual se le hace una ofrenda floral cada 6 de mayo. Es el único monumento a Saavedra en toda la Región de Murcia.

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